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El paisaje marino, la memoria y el manejo de la ausencia

El paisaje marino, la memoria y el manejo de la ausencia

Artículo de Alex Burson, estudiante de la Universidad de Oxford

Burnham-Overy-Staithe es un pequeño puerto asociado con el pueblo interior de Burnham Overy Town, en North Norfolk. Desde el puerto (Imagen 1) se extiende un sendero costero elevado, sobre el flujo y reflujo de la marea del estuario a la izquierda y los pastizales pantanosos a la derecha. Caminando por el sendero de color óxido, los sonidos, olores y vistas del mar oculto se intensifican. Las llamadas melódicas y fluidas del zarapito se despliegan en el aire mientras el aire fresco del mar llena tus pulmones. Las dunas te llaman más cerca, y para mí, mis hermanos, mis padres y sus padres antes, el mismo cuenco de arena nos llama un poco más fuerte. Más allá de este cuenco, una última puerta flanqueada por hierba de duna revela la culminación de un crescendo de los sentidos. Al emerger ante el mejor ejemplo de los grandes cielos de Norfolk y de sus mares aún más grandes, se revela la fuente de la fascinación que nos atrae (Imagen 2).

Durante mis primeros años, mi abuela y yo compartíamos un paseo por los hábitats naturales y los organismos que poblaban este camino. Pasábamos horas observando bandadas de chorlitos, aguiluchos laguneros planeando y ostreros alineados en la orilla. La experiencia compartida de sonidos, vistas y encuentros naturales fortaleció y estableció un vínculo familiar, profundamente enraizado en este sendero costero. La fascinación por el mar y la repetida inmersión en el paisaje costero crearon un espacio intergeneracional de conexión.

La “Mente Azul”

Los defensores de experimentar el mar de manera íntima están aumentando tras el enfoque en la “Mente Verde” y los beneficios de los espacios naturales para nuestra salud mental. Investigaciones de la Universidad de Plymouth Marjon han planteado el concepto de una “Mente Azul” (Plymouth Marjon University, 2024). La Mente Azul hace referencia al papel específico del agua en la influencia de nuestro estado mental, reduciendo la ansiedad y creando conexiones naturales con algo más profundo. El agua y los mares están en constante cambio, siempre mostrando matices y dinamismo, pero dentro de una regularidad de mareas y olas. Al experimentar el entorno marino y reflexionar sobre las sutiles diferencias continuas del paisaje marino que contemplas, se requiere concentración y descanso mental en el análisis del movimiento de las olas. A través de este proceso, se produce una respuesta hormonal: la liberación de oxitocina ayuda a calmar la ansiedad. Con el tiempo, mediante la interacción repetida con el agua, se construye una conexión y se desarrolla una asociación de estos espacios con la tranquilidad y la admiración. En consecuencia, el mar llega a proporcionar una sensación de comodidad y pertenencia que es difícil de encontrar en otros lugares.

Los impactos positivos de pasar tiempo en paisajes marinos se refuerzan con las actividades físicas y sociales asociadas. Ya sea nadar, surfear o practicar paddle surf, la playa y el mar suelen experimentarse mediante el movimiento. Además, generalmente se hace en compañía de amigos o familiares, fortaleciendo los lazos y creando recuerdos. Los beneficios del agua, por tanto, van más allá del individuo y se convierten en un sitio de memoria compartido. Pierre Nora describe un lieu de mémoire, o un “lugar de memoria” (Nora, 1983). El agua, y especialmente los mares, proporcionan un espacio para establecer ámbitos familiares e individuales de memoria con una variedad de beneficios importantes para la salud mental.

El mar y la ausencia

Mi propia experiencia de un paisaje marino en Burnham-Overy-Staithe ha profundizado la idea de la Mente Azul. Mi abuela falleció cuando yo tenía once años y la red de recuerdos compartidos ha sido una forma de mantener una relación con una figura ausente en mi vida. La inmersión sensorial del paseo desde el puerto hasta la orilla recrea y refuerza las imágenes de la mujer que perdí. Es común que quienes están de luto digan que sienten la presencia del ser querido fallecido en ciertos entornos o ante ciertos estímulos. Maddrell intenta fundamentar ese sentimiento analizando cómo el concepto de ausencia está inextricablemente ligado a la presencia cuando se trata de los difuntos (Maddrell, 2013).

Aunque mi abuela está físicamente separada, su ausencia material continúa influyendo en las experiencias presentes. Se desarrolla un paisaje de tránsito en el que aves específicas, dunas y olas proporcionan la sustancia material para una serie de recuerdos y reconstrucciones de mi relación pasada. El sonido actual y activo de un zarapito llamando a través del aire marino crea un objeto de enlace material a través del cual se puede recorrer un canal de memoria compartida. Klass (1996) destaca cómo adoptar una perspectiva del duelo no como una separación, sino como una conexión continua con el fallecido, puede establecer una visión más positiva del mismo. Para mí, este proceso añade una presencia espiritual adicional al espacio temporalmente entrelazado de mi experiencia individual del mar, conectando mi pasado, mi presente y las presencias ausentes que pudieron haber sido. De esta manera, he desarrollado un lieu de mémoire personal.

Mis dos hermanos, yo y nuestra abuela en 2013
El paisaje marino, en su inmensidad, tiene el potencial de albergar estos recuerdos y revitalizar una relación a veces difusa, creando una presencia para cosas que de otro modo se habrían perdido. Es la cualidad específica del dinamismo del mar la que le permite actuar como un punto compartido de memoria emocional. Al interactuar con estos paisajes de tránsito, los lazos extendidos en el tiempo con personas, recuerdos o experiencias significativas pueden seguir teniendo agencia e influencia. Recientemente, realicé un largo recorrido en bicicleta de 150 km desde mi casa hasta ese mismo lugar, acompañado por mis hermanos. Al ser recibido por los sonidos costeros, el reconfortante frío del agua y el pub que mis padres y abuelos habían frecuentado, sentí la presencia familiar de una historia de interacción con el mar.

Los mares y los océanos, ahora más que nunca, necesitan nuestro apoyo, pero sostengo que las personas necesitan la ayuda del mar en una medida aún mayor.