22 de noviembre de 2022
Meet the Sea asiste a la exposición del artista ibicenco Julia Ribas en ¿Puede Tixedó? y se maravilla con su representación de las típicas casas de campo locales.
Debo admitir que no conocía la obra de Júlia Ribas hasta que llegué al café de arte Can Tixedó el domingo. Una foto en el periódico local, Diario de Ibiza, al anunciar su última exposición, me llamó la atención. Mi pasión por todas las expresiones de la Ibiza tradicional hizo el resto.
El domingo por la tarde volvió a ser inusualmente cálido. Un día precioso para recorrer los campos de la isla y seguir las carreteras secundarias de Sant Antoni hasta llegar a Can Tixedó, una antigua tienda reconvertida en bar al lado de la carretera y que ahora tiene una sólida tradición de acoger a artistas locales. Justo al lado de la cafetería se encuentra el mercado de Forada que tiene lugar los sábados y que tampoco debes perderte si vienes a Ibiza.
El trabajo de Julia
Nada más entrar en la exposición me quedé atónito. Frente a mí había un cuadro de una masía ibicenca del siglo XVI que no podía ser más realista. A lo largo de los años he visto muchas interpretaciones de fincas ibicencas, desde lo naif hasta lo abstracto, pero este cuadro me hizo sentir como nunca antes.
El cuadro te hace comprender de inmediato que estás ante una casa de campo que se construyó por necesidad. Que quienes la construyeron lo hicieron poco a poco, con mucho trabajo, a medida que la familia crecía y se necesitaban más espacios. Casi podrías contar su historia, su vida cotidiana y su apariencia. Los cuadros de Julia evocan la historia de las casas y las historias de quienes las habitaron.
Tuve la suerte de que Júlia estuviera allí el domingo. Estaba comiendo con familiares o amigos, pero aun así se despidió para hablar conmigo y saludarme a pesar de que nunca nos habíamos conocido. Me explicó que parte del “realismo” que sentí se debía a la cal que usaba para pintar las casas, la misma cal que durante siglos ha protegido de insectos y enfermedades las granjas. También me explicó que el uso de “betún de Judea” o betún de Judea era responsable de la gama de marrones en la pintura. Este se usaba a menudo en las casas para proteger objetos de madera y su uso me ayudó a reconocer un tono que me resultaba familiar.
Nadie debería perderse la exposición de la artista ibicenca Júlia Ribas en Can Tixedó. Espero encontrar más joyas ibicencas este invierno y compartirlos contigo.


